martes, 27 de noviembre de 2012

AMOR, DE TARDE



Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estes conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
y dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oido que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estes conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrias acercarte de sorpresa
y decirme ¿Que tal? y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tu con el tizne azul de mi carboncillo.